El ritual de ayahuasca es mucho más que un encuentro con una planta sagrada: es un viaje espiritual, psicológico y emocional que nos conduce hacia nuestra verdad más profunda. En NeoAyahuasca, cada ceremonia está cuidadosamente guiada por un equipo terapéutico con experiencia, creando un espacio seguro donde la transformación personal se da de manera natural. Este proceso se desarrolla en ocho fases, cada una con un propósito específico que acompaña al participante desde el llamado inicial hasta la integración posterior.
Primera Fase. La llamada.
Aunque la ayahuasca es para todo el mundo, no todo el mundo debe de tomarla.
Antes de asistir a una ceremonia, es aconsejable sentir la certeza y la intuición de participar de algo sagrado que puede cambiar nuestra vida. Y esto ocurre con todo lo importante en la vida, como cuando te enamoras: no sientes dudas. Sin embargo, es normal tener un poco de miedo o de respeto porque todo aquello que nos va a transformar nos genera un poco de inquietud. Por mi experiencia, después de 15 años asistiendo y dirigiendo retiros, muy pocas personas (un 3% aproximadamente) se arrepienten de haber asistido a un retiro con plantas maestras.
En la entrevista previa, hacemos una sugerencia para testar si es el momento o no de participar en un retiro. Como la vida y las personas que nos rodean son un espejo, si en tu entorno, las experiencias han sido agradables y positivas, muy probablemente también te ocurrirá lo mismo.
Segunda Fase. La intención.
La ceremonia comienza abriendo “el círculo de palabra”, donde cada participante expresa la intención o la razón que le ha motivado a participar en la ceremonia, de esta manera, se genera una energía grupal y un ambiente terapéutico.
“Intencionar” la ceremonia nos ayudará a enfocar la energía, a evitar la dispersión mental y a encontrar las respuestas que necesitamos pues, como se afirma en el Tao: “la energía sigue al pensamiento”.
Tercera Fase. La toma de las plantas maestras.
La dosis de ayahuasca es personalizada para que cada participante pueda vivir un proceso acorde a sus necesidades. Normalmente se beben entre 30 y 50 miligramos por toma, dependiendo del peso, el estado emocional y la experiencia de cada persona.
Este acto se realiza en silencio y con gran respeto para que l@s asistentes sean conscientes de que están participando en una ceremonia sagrada y profundamente terapéutica. Es un momento donde conectamos con lo trascendente: despertamos a Dios dentro de nosotr@s. Y Dios es un estado de amor y de consciencia.
Cuarta Fase. Música para conectar con el alma, y crear un paisaje emocional y psicológico.
Después de una media hora aproximadamente, cuando la fuerza de la planta se manifiesta, lxs facilitadorxs, a través de los cantos y de la música, guían y sostienen el proceso con canciones que acarician el alma, provocan el éxtasis y nos abren el corazón. En la web puedes encontrar una playlist con las canciones más utilizadas en los retiros.
La música es un factor fundamental de la ceremonia pues, a través de ella, conectamos con distintos estados emocionales. Se utiliza “música medicina” (un género nacido dentro de las ceremonias), diseñada para que, con sus melodías y letras, nos ayuden a navegar por nuestro inconsciente psicológico.
Las letras reflejan una filosofía de vida: hablan de aprender a amarse, de aceptación, de la necesidad de perdonar; nos enseñan a cerrar ciclos vitales. Nos muestran otra forma de ver y de sentir la realidad, un mundo interconectado por el amor y la conciencia, donde todo lo que ocurre tiene un propósito evolutivo; nos enseña a ver la belleza en todo lo existente, a encontrar el orden en el aparente caos de nuestra vida.
Quinta fase. Desbloqueo emocional. La catarsis emocional.
Uno de los aspectos esenciales de la ceremonia es la purificación, tanto física como emocional. Puede ocurrir que, media hora después de tomar el té de ayahuasca, algun@s participantes, sobre todo aquellos que necesitan desintoxicar el cuerpo, experimentan purgas, a través del vómito o de la necesidad de ir al baño. Este proceso es positivo porque implica una liberación de energías densas y un desbloqueo de traumas que arrastramos del pasado, que incluye la infancia, el transgeneracional o las vidas pasadas.
Esta purificación física se complementa con una depuración emocional y espiritual, ayudando a los asistentes a enfrentarse a miedos y heridas profundamente arraigadas. Y esta fase es vista como esencial para permitir una auténtica transformación interior.
La purgación es una parte importante del proceso. Los alivios físicos se interpretan como una limpieza de energías negativas o bloqueos emocionales, permitiendo que el cuerpo y la mente se preparen para las revelaciones psicológicas y espirituales que pueden surgir.
Este proceso físico es considerado un paso esencial para abrirse a la sanación emocional y espiritual. Tras la purga, muchos participantes sienten una mayor claridad mental y una conexión más profunda con las visiones y enseñanzas del ritual.
La ayahuasca también es conocida por su capacidad para inducir catarsis emocional, un proceso que permite liberar emociones reprimidas. Durante la ceremonia, algunos pueden llorar, reír o bailar, como una forma de liberar traumas o bloqueos emocionales, pero también nos reconecta con la energía del gozo y de la plenitud. Quienes han pasado por esta experiencia a menudo reportan una profunda paz interior y una conexión renovada consigo mismos y con los demás.
Sexta Fase. EL puzle terapéutico: ver el orden en el caos aparente.
Las experiencias que surgen durante la ceremonia varían enormemente. Algunos tienen visiones intensas, mientras que otros atraviesan procesos de liberación emocional o física.
Uno de los aspectos más relevantes del ritual es la aparición de visiones, que pueden ser vívidas y simbólicas. Estas imágenes a menudo reflejan aspectos ocultos del inconsciente o situaciones emocionales no resueltas. Cada participante puede vivir un viaje introspectivo único, explorando recuerdos reprimidos, emociones no expresadas o facetas ocultas de su ser.
La introspección se profundiza a través de estas visiones, y muchos participantes experimentan una conexión más intensa con su mundo espiritual, lo que los lleva a reflexionar sobre su propósito en la vida y las relaciones con los demás.
Séptima Fase. El éxtasis.
Si vences tus miedos y conectas con tu Ser, con la memoria de quién eres realmente, sentirás una gran paz y plenitud. En realidad, es un viaje del miedo al amor; de la inconsciencia a la consciencia; del Ego al Ser.
Se puede equiparar a una experiencia mística porque genera la sensación de reconexión con tu Ser, con la memoria de tu destino, con la consciencia del corazón, con la energía del amor. De ahí, que todxs las personas que han despertado coinciden en que nos hemos reencarnamos para aprender a amar.
“Por la herida entra la Luz”, Rumi, místico sufí.
La planta nos enseña a mirarnos con amor, aceptación y perdón. Sientes que recuperas tu corazón y tu vida, que experimentas un reseteo, similar a despertarnos de un sueño; en Psicología Transpersonal se define a este proceso “el despertar del sueño del Ego, de la hipnosis materna”, que nos permite reconectarnos con nuestro Ser, con la vida real. Nos enseña a vivir sin miedo, a ver el mundo con nuestros propios ojos, a sentir desde otro lugar, desde el corazón. En realidad, se vivencia como un renacimiento, donde sentimos que todo es nuevo y posible.
Activa nuestra capacidad de autoconocimiento, descubriendo que todxs tenemos unx terapeuta interior que nos guiará durante la ceremonia dándonos las claves para decodificar las heridas o los bloqueos en aprendizajes evolutivos.
Octava fase. Post ceremonia: sincronicidades y las ventanas del cambio.
Tal vez sea la fase más interesante para las personas que han tomado mucha medicina. Lo que ocurre después de una ceremonia. La transformación interior se manifestará en el exterior a través de sincronicidades porque el mundo opera como un espejo que refleja quién eres. Después de un retiro, tenemos la posibilidad de revivir nuestro bloqueo pero desde otro lugar, desde la consciencia, y gestionarlo con lo que hemos aprendido durante la ceremonia.
Al conectarte con tu Ser real, aprendes a no identificarte con tus emociones, ni tus actos, ni tus pensamientos producto del Ego, sino con la persona que lo observa; lo que antes te afectaba, empiezas a verlo con perspectiva y desapego. Pasamos del drama o el aburrimiento al juego y a la alegría, al misterio de la vida.
Las plantas nos conectan, de nuevo, como cuando éramos niñ@s, con un mundo mágico, simbólico, vital, donde todo parece nuevo y posible, y conectado por el amor; recuperamos nuestra mirada y nuestra forma de sentir. Es un viaje hacia tu destino: tienes más energía, eres más creativx y sientes que tienes un propósito vital.
Participar en una ceremonia de ayahuasca es abrir la puerta a un viaje de autoconocimiento, reconexión y expansión de la consciencia. Cada fase es un paso hacia el corazón, hacia la esencia, hacia el recuerdo de quiénes somos en realidad.
En NeoAyahuasca creemos que este camino, del miedo al éxtasis, es una de las experiencias más poderosas que un ser humano puede vivir: un renacer que nos devuelve a la vida con más amor, más verdad y más propósito.
 
								 
															


