La catarsis terapéutica es un proceso profundo que nos permite liberar bloqueos emocionales, energías estancadas y heridas acumuladas, para reconectarnos con nuestro verdadero potencial. Es un momento de transformación en el que aquello que antes nos limitaba se convierte en aprendizaje y recurso interno.
En el ámbito de la Psicología Transpersonal, este proceso es conocido como “descongelar el trauma”. Las heridas emocionales, muchas veces originadas en la infancia, pueden hacer que una parte de nosotros quede atrapada en un momento del pasado, condicionando nuestras decisiones y reacciones en el presente. La ayahuasca, al anclarnos en el aquí y ahora, facilita que la vida vuelva a fluir conscientemente y nos abre la puerta a una nueva forma de vivir, más libre, más auténtica y más consciente.
El proceso de liberación
Durante la catarsis, las emociones que habían permanecido ocultas o reprimidas encuentran un canal para expresarse. El llanto, la risa, el temblor del cuerpo o la necesidad de hablar en voz alta son señales de que algo se está liberando. Esta descarga emocional no es un simple desahogo, sino una reestructuración interna: al soltar lo que estaba congelado, se reorganizan nuestras percepciones y reacciones ante la vida.
Después de atravesar una catarsis, muchas personas describen una sensación de alivio profundo, especialmente en relación al miedo. Ese alivio se vive como un renacer, un empoderamiento que devuelve la capacidad de tomar las riendas de la propia vida. Tal vez lo más transformador sea que, después de esta experiencia, surge una aceptación más amplia de uno mismo y, por extensión, de los demás.
Las plantas maestras suelen abrir lo que en distintas tradiciones se conoce como el “chakra corazón”, lo que nos permite percibir y sentir la realidad de una forma distinta: un mundo consciente, interconectado y sostenido por el amor. Este cambio de perspectiva no es solo emocional, sino también espiritual: pasamos de reaccionar desde el miedo a actuar desde la comprensión y la compasión.
Catarsis y chamanismo
En el chamanismo, este proceso de liberación emocional se conoce como “purga”. No se limita a lo psicológico, sino que incluye una limpieza física y energética que puede manifestarse a través de vómitos, evacuaciones, sudoración o incluso una sensación de vibración en todo el cuerpo. Estos alivios son considerados parte natural de la experiencia, ya que ayudan a desintoxicar el organismo y a liberar tensiones acumuladas durante años.
La purga, vista desde esta tradición, es un acto de limpieza integral: el cuerpo se desprende de toxinas físicas, la mente suelta pensamientos repetitivos o dañinos, y el espíritu deja ir cargas energéticas que no le pertenecen. Después, es habitual sentir más ligereza, claridad mental y una vitalidad renovada, como si una parte olvidada de nosotros hubiera despertado.
Más allá de la liberación
La catarsis terapéutica no solo se trata de expulsar lo que sobra, sino también de integrar lo que se descubre. En este proceso, las experiencias dolorosas dejan de ser heridas abiertas y se convierten en maestros que nos muestran lo que necesitamos aprender. Lo que antes pesaba, ahora nos impulsa. Lo que antes dolía, ahora nos recuerda nuestra fortaleza.
Este tipo de liberación, cuando es acompañada por guías experimentados y vivida en un entorno seguro, no solo nos transforma emocionalmente, sino que nos reconecta con nuestro propósito vital y con una sensación de coherencia interna.
La catarsis terapéutica es, en esencia, un acto de liberación y transformación. Nos permite soltar lo que ya no necesitamos, abrirnos a nuevas formas de ver y sentir, y reconectar con la fuerza y la claridad que siempre han estado en nuestro interior. Vivida con respeto, cuidado y acompañamiento adecuado, puede convertirse en uno de los hitos más significativos de nuestro camino de crecimiento y expansión de la conciencia.
 
								 
															


